CUENTO: HIKARU Y EL DRAGÓN, mamá y papá tienen un hijo trans+.
lunes, 6 de diciembre de 2021
ILUSTRACIÓN que forma parte del cuento |
Este cuento es una de nuestras NOVEDADES publicado con nuestra Editorial BÁRBARA GITTINGS.
CUENTO “HIKARU Y EL DRAGÓN”
La Federación Andaluza Arco Iris y la asociación de Familias por la Diversidad presentan "Hikaru y el dragón, mamá y papá tienen un hijo trans+ con identidad no binaria.", el tercero de los cuentos de la colección “Érase una vez… el arco iris”. (Encontrarás el texto completo del cuento más abajo)
Disponible en Amazon Kindle, haz click aquí para acceder a la versión e-book y en papel disponibles en Amazon.
El cuento "Hikaru y el dragón" y su familia protagonista muestran con naturalidad la infancia de un niño trans+, y el proceso de cambio de nombre en esta familia compuesta por un padre japonés y una madre china.
En este cuento, además, se presentan el Yin y el Yang, términos de origen asiático que se refieren a las energías femenina y masculina presentes en todo lo que existe en la Tierra, incluidos los seres humanos.
"Hikaru y la Luz" apuesta por una educación abierta y plural en la que las personas adultas facilitan juegos de todo tipo para el desarrollo integral de cada persona, y de sus dos energías, la femenina y la masculina.
EXPOSICIÓN “MANGA Y ANIME LGBTI+”
"Hikaru y el dragón" es uno de los recursos educativos incluidos en la exposición “Manga y anime LGBTI+”, disponible en internet para su uso en centros educativos….
Esta exposición presenta comics y dibujos animados japoneses que, al igual que este cuento, pretenden despertar la consciencia y educar en el respeto a la diferencia, mostrando con naturalidad la diversidad de familias, cuerpos, identidades y gustos.
PORTADA DEL CUENTO |
CUENTO: "HIKARU Y EL DRAGÓN, mamá y papá tienen un hijo trans+". En todas las personas hay femenino y masculino. (Número 3 de la Colección “Érase una vez… el arco iris”)
1. HANAMI: LA BELLEZA DE LAS FLORES
Era el mes de febrero y los cerezos de Okinawa empezaban a florecer. Mitsuo, nacido en Japón, había conocido varios meses antes a Li, una joven de origen chino cuya familia había emigrado al país del Sol naciente. Hoy, por primera vez, disfrutaban en pareja de la tradición local de observar la belleza de las flores. En aquel parque la brisa del mar y el olor de las flores de cerezo inspiraron a Li y Mitsuo para tener un bebé. Mientras, escondido entre las ramas de uno de los árboles, un pequeño dragón arco iris escuchó el deseo de la pareja y decidió concedérselo. Y aquella noche, fruto del amor que sentían, el bebé comenzó a formarse en el vientre de Li.
2. LOS MENSAJES DE LOS SUEÑOS
En sueños, el dragón contó a la pareja y al ser creciente su regalo: “Vuestro amor es tan grande que daréis a luz una criatura muy especial, un niño trans. Él será mezcla visible de las 2 energías que lo mueven todo en este mundo: el Yin y el Yang. Será, además, una persona valiente, honesta y transparente. Será un maestro del arco iris que iluminará a quienes se crucen en su camino. Con su ejemplo, enseñará el valor de escuchar al propio corazón y de vivir integrando lo femenino y lo masculino que habita en toda persona”. Por la mañana, al despertar, Li y Mitsuo sonrieron: ¡podían recordar prácticamente todo el sueño! Todo, menos la parte donde el dragón decía que sería “un niño TRANS”. Ella recordaba el bebé precioso del sueño, con una manchita circular en la frente. Él, por su parte, recordaba al dragón arco iris repitiendo las palabras “Yin y Yang”.
3. EL YIN Y EL YANG
Al medio día, mientras comían, Mitsuo vio algo extraño en su plato: ¡era el símbolo del Yin y el Yang en la sopa! Y es que el dragón lo había dibujado con disimulo… para darles una nueva señal. Mitsuo preguntó a Li: “¿Tú podrías explicarme qué es el Yin y el Yang? Tan sólo sé que es una filosofía de origen chino, igual que tu familia”. “Yo puedo enseñarte. Compartiré contigo lo que mi madre me contó en mi infancia,” contestó Li, sonriendo. “Cada persona, sin excepción, tiene dentro de sí las dos energías… la femenina y la masculina, igual que cada jornada tiene siempre noche y día”, le explicó Li. Li contó a Mitsuo que el Yin y el Yang es algo similar a la relación entre la Luna y el Sol: “Siempre están en el cielo, aunque, a veces, no sean visibles”. Mitsuo comprendió que cada cual tiene una combinación diferente de ambas energías: hay quien tiene más energía femenina que masculina y otras personas, en cambio, tienen más energía masculina que femenina… Gracias a Li, Mitsuo estaba aprendiendo lo importante que es aceptar y manejar ambas energías de manera equilibrada... sin olvidar ninguna de las dos.
4. LA BARRIGA DE LI
Pasaban las semanas y la barriga de Li crecía cada día. Cada noche Mitsuo colocaba su mano en el pecho de Li y ella colocaba la suya sobre el pecho de él para escuchar sus corazones, sincronizar sus latidos y acrecentar su unión. Después de un rato, cada cual ponía su otra mano en la barriga de Li… y así conectaban los tres corazones de la familia que estaban creando. Cada mes iban al hospital para una revisión de la barriga de Li y observar la salud de la nueva mamá y del bebé. En la sexta visita la doctora, tras mirar la ecografia, les dijo “Todo está bien. Es una niña”. Y Mitsuo y Li, al unísono, dijeron: “Si es niño o niña nos da igual, porque todas las personas tenemos Yin y tenemos Yang”. Esa tarde, al llegar a casa empezaron a buscar nombres japoneses de niña y eligieron Hikaruko, que significa LUZ. Además, tomaron una decisión importante: cuando Hikaruko naciera le enseñarían a utilizar las dos energías, tal y como el dragón había mencionado en el sueño.
5. EL NACIMIENTO DE HIKARUKO
Hikaruko nació bajo la mirada atenta del dragón y con una manchita linda en la frente: era el símbolo del Yin y el Yang. Y mamá recordó la imagen de aquel primer sueño, y papá recordó al dragón. Y como tenía vulva y vagina, dijeron a todo el mundo que era una niña y que la llamarían Hikaruko. Y es que Li y Mitsuo seguían sin recordar que, en realidad, habían tenido un niño TRANS… y no una niña. Poco a poco Hikaruko fue creciendo, siempre con la compañía del dragón arco iris, aunque ni papá ni mamá podían verlo. El dragón lo protegía en sus caídas cuando empezaba a gatear. De vez en cuando acariciaba su manchita y le susurraba palabras de sabiduría al oído, para guiarle en su camino en la Tierra. Papá y mamá le enseñaban a jugar con muñecas y balones, con espadas y cocinas, con tambores y flautas… e Hikaruko disfrutaba de todo. Todo estaba bien. Le gustaba ponerse pantalones y faldas, vestidos y chandals… y a papá y mamá les parecía bien, porque sabían que es importante respetar la libertad de cada cual.
6. EL VESTIDO TRADICIONAL DE NIÑA
Al cumplir los 3 añitos, mamá dijo a Hikaruko: “La próxima semana iremos al templo budista para celebrar el Shichi-go-san, tal y como hacen todas las familias con niños y niñas que han cumplido los 3 años”. Hikaruko sonrió. Le apetecía mucho participar en esa fiesta de la que ya había oído hablar otras veces. Papá añadió: “Entonces tenemos que preparar el vestido tradicional de niña para la ceremonia”. E Hikaruko repitió frunciendo el ceño: “¿el vestido tradicional de niña?” Tras un breve silencio, el dragón le susurró algo al oído e Hikaruko se expresó con claridad: “Papá, mamá, creéis que soy una niña porque tengo vulva y vagina. En realidad, yo soy un niño, un niño con vulva y vagina: ¡Un niño trans!” Y en ese momento Mitsuo y Li recordaron de golpe, por primera vez, la frase del dragón en el sueño: “Vuestro amor es tan grande que daréis a luz una criatura muy especial, un niño trans”. Y Mitsuo, abriendo los ojos como platos, dijo: “¡Qué fallo! ¡Al nacer deberíamos haberte puesto un nombre de niño!” E Hikaruko respondió sonriendo: “Eso tiene fácil solución: podéis llamarme Hikaru, que es nombre de niño.” Mamá y papá se miraron, abrazaron a su peque y repitieron al unísono: “¡Te queremos, Hikaru!”
7. HIKARU Y LA ROPA
Un rato después de aquel abrazo lleno de amor, papá, con cara de preocupación, dijo: “Entonces… ¿a partir de ahora sólo tenemos que darte ropa y cosas de niños?” En ese preciso instante una corriente de aire levantó el velo que impedía a Mitsuo y Li ver al dragón. Se sorprendieron. “Kon'nichiwa”, saludó el dragón. “Durante 3 años habéis hecho lo que cualquier familia debe hacer: proteger con amor, dejar espacio para la libertad y enseñar a jugar a todo tipo de juegos para que cada peque elija lo que le gusta… Ahora os toca seguir haciendo lo mismo, respetar lo que Hikaru os pide, sabiendo que antes, ahora y siempre, igual que cualquier persona… Hikaru tiene en su interior las dos energías, femenina y masculina. Y sobre tu pregunta, Mitsuo, ¡ni las ropas ni las cosas son sólo de niñas o de niños! ¡Todo es para quien quiera y pueda usarlo! Y sobre los vestidos tradicionales… ¡Ya ha llegado el momento de cambiar la tradición!”, concluyó el dragón. Entonces Hikaru añadió: “¡Sí! ¡Y que cada cual se ponga la ropa que quiera! ¡Yo para ese día quiero vestirme con una mezcla de los dos vestidos tradicionales! Y ese día usaré por primera vez fuera de casa mi nombre elegido… ¡Y así todo el mundo sabrá que soy un niño!”
8. MI NOMBRE ELEGIDO
Los primeros días a mamá y a papá les resultaba difícil acostumbrarse a la nueva terminación en “U” de HikarU. No es que fuera difícil, es que las personas adultas suelen necesitar un tiempo para adaptarse a los cambios. Así que, para facilitar el proceso del cambio al nuevo nombre, el dragón les dio un sencillo truco: escribir en el espejo del cuarto de baño las palabras “Nuestro hijo HikarU”. Y así lo hicieron. Y funcionó. Pues cada mañana, al levantarse, Li y Mitsuo entraban al baño, veían el nombre escrito en el espejo y ya no olvidaban en todo el día el nombre elegido por su hijo. Algo parecido hicieron en la guardería, donde la maestra, para recordar el nombre elegido, pidió a Hikaru que se dibujara a sí mismo en una cartulina grande y en ella pintaron las letras de su nombre, terminado en “U”. Quienes no tuvieron ningún problema con el cambio de nombre fueron los amigos y las amigas de Hikaru. Y es que, cuando somos peques, suele ser muy natural aceptar la diversidad.
9. LA FIESTA DEL SHICHI-GO-SAN
El día del Shichi-go-san llegó y algo maravilloso pasó: ¡Otros niños y otras niñas vestían, felices, trajes tradicionales mezclados! ¡Igual que Hikaru! Y en mitad de la celebración el dragón se hizo visible para todo el mundo, enorme y majestuoso, y, colocándose a los pies de Hikaru, le guiñó un ojo. Hikaru, rebosante de alegría, se subió de un salto a lomos del dragón y juntos comenzaron a volar por encima del templo, envolviendo el lugar con los colores del arco iris y llenando de amor a la diversidad los corazones de todas las personas presentes. Y desde el cielo Hikaru habló para todas las familias: “Me encanta ver que cada peque puede vestirse como quiere, porque seamos niño o niña, tengamos pene o vagina, todas las personas tenemos las dos energías, femenina y masculina”.
10. EL MAESTRO DEL ARCO IRIS
Hikaru siguió creciendo y continuó poniéndose cada día la ropa que quería, sin importarle lo que los demás pensaban o decían, porque desde peque su familia y el dragón arco iris le habían enseñado a escuchar su corazón y a vivir en libertad. Mitsuo y Li siempre habían sentido amor por Hikaru. Ahora, además, su corazón se llenaba de alegría al ver cómo el mundo cambiaba gracias a su hijo trans: su mera presencia y ejemplo iluminaban a todas las personas que, con un corazón puro, se cruzaban en su camino. Porque, recuerda, Hikaru significa “LUZ”. Y el dragón, de vez en cuando, recuerda a Mitsuo y a Li aquello que les dijo en el sueño: “Vuestro amor es tan grande que daréis a luz una criatura muy especial, un niño trans. Él será mezcla visible de las dos energías que lo mueven todo en este mundo: el Yin y el Yang. Será, además, una persona valiente, honesta y transparente. Será un maestro del arco iris que iluminará a quienes se crucen en su camino… y enseñará el valor de escuchar al propio corazón y de vivir integrando lo femenino y lo masculino que habita en toda persona”. Y colorín colorado, este cuento de un niño trans y su dragón alado, se ha acabado.